TRICOLOR
Venezuela...
Ubicada geográficamente al inicio del continente sudamericano, vecino de Brasil
y Hermano de Colombia, al norte se expande el azul de los cielos y el mar que
se unen a lejos. Recuerdo claramente que en la escuela debíamos aprender
el significado de cada color de la Bandera como parte de la educación y
crecimos creyendo y repitiendo el significado tácito que representa para cada
Venezolano hoy día, el tricolor; el Amarillo:
las riquezas y las tierras fértiles, el Azul:
representa el mar Caribe, que cubre las costas marítimas
y el Rojo:
la sangre derramada por la Lucha de la Independencia y la
Libertad del país.
En la
psicología de los colores, el amarillo expresa Felicidad, Intuición y
Fertilidad. La verdadera riqueza se encuentra, no el oro sea amarillo o
negro, ni en los grandes minerales de lo cual se hace alarde, sino que está
impreso en cada Ciudadano que hace vida a todas horas, los que aportan su
amarillo, azul y rojo a lo largo del territorio nacional. Con cada acción, idea
y valores se va sumando el amarillo haciéndolo más intenso. Artistas,
filósofos, Médicos, Obreros, Amas de Casa, Jóvenes, adultos, tercera edad,
personas de movilidad reducida, los que sienten o aquellos que no han visto
jamás un amanecer, aquellos que hoy día están fuera de su tierra, esos que
sienten por igual aportando granos de arena de color amarillo, con sus
capacidades e intelectualidad, sus conocimientos que heredaron de la Madre
Patria, la que ha parido a cada hijo concediéndole inteligencia y sabiduría,
dotándolos del amarillo vibrante, del amarillo que se expande cuando se crea de
la nada, con las manos, con instrumentos o simplemente con el corazón, como el
gran Soto, o el Tío de todos y su vaca mariposa, que hoy su arte se conoce en
el mundo entero. El amarillo de mi Bandera es más que los minerales y riquezas
en físico, representa la intelectualidad, inteligencia y magia en cada uno de
nosotros.
El
amarillo está en la calle al cruzarla, cuando saludamos y respetamos, cuando
creamos y aportamos la esencia de ser venezolano, ese amarillo más valioso que
cualquier otro, haciendo nacer destellos y estos a su vez son velas encendidas
llenando lugares que creíamos olvidados. Desde el amarillo naciente, Hombres y
Mujeres de bien llenos de intelecto, sabiduría e Inteligencia, desbordando de
amarillo los rincones inhóspitos de nuestro país.
El azul
es asociado con la simpatía y fidelidad. El azul de nuestra Bandera no sólo son
los grandes kilómetros de Mar que bordean a nuestro país, donde se nos pierde
la vista alcanzando ver cómo se une el cielo y el mar.
¿Y qué
ciudadano que construye y aporta, no es simpático y hace amigos en cualquiera
esquina o kiosco?
Este Azul
demuestra la empatía de un hermano Venezolano que socorre a otro, es el
compromiso con su suelo, su cielo y su gente, la confianza de salir a diario,
el color que nos rodea, que nos hace fiel a lo que somos, a lo que hemos
logrado y ganado. La reciprocidad a la Madre Tierra y la Fidelidad por nuestras
raíces. El azul representa la suma de un sin fin de acciones diarias y el
compromiso bonito de todos, de los que aportan ese amarillo a diario. Desde
cada rincón del país, observamos cada mañana ese azul que nos impulsa de
distintas formas, llenando nuestros pulmones de aire. Desde aquellos que
admiran su puente sobre el Lago, el sol amado y su Chinita, el de la Costa que
recibe la mañana con olor a arena y mar, otros que observan las cordilleras y
sienten la brisa fresca que les da los Buenos Días, La Sabana que abraza y se
expande y da la bienvenida al nuevo amanecer haciendo perder la vista y
llenando de inspiración a los poetas que con sus versos realzan el
folklore nacional, atiborrando de orgullo a los nacientes y visitantes de
Los Llanos, y la gran pared verde que se expande a lo largo y ancho del valle,
la gran montaña llamada Ávila... Que a diario, antes del amanecer les regala
los Buenos Días a cada habitante que hace vida dentro y fuera de ella, la
llamada Jungla de concreto: la gran Caracas. Y allá en el génesis de la tierra,
el gran pulmón del mundo, que llena de vida a la humanidad, las grandes
formaciones rocosas que la madre naturaleza nos regaló, Tepuyes que se forman
como queriendo alcanzar el azul infinito, uniéndose con el cielo
majestuoso, en lo más sublime de la creación celestial, donde reciben cada
mañana la variante de colores que se desprende y desborda con la añoranza de la
promesa de un nuevo día. La brisa que nace junto al sol desde el Este y
destella a cada rincón del país, el amarillo que inspira, el Azul que abraza y
el Rojo que nos compromete a hacerlo de corazón y con pasión. Y aquellos que
aún entre la selva, donde los árboles se elevan y los riachuelos se forman como
venas en la tierra entre el bosque, sienten el asombro y la fuerza de la
naturaleza al despertar a diario frente a la cascada que retumba en los
corazones de los que han crecido protegiéndola, viviendo a sus pies. Pies que
recorren sus miles de Kilómetros proveyendo la vitalidad que merece.
Y el
Rojo... El Rojo vibrante, llamativo e imponente, igual que seductor que denota
amor y su efecto simbólico semejante a la sangre, hace del Rojo el color
dominante en todos los sentimientos positivos, siendo el más vigoroso,
demostrando fuerza, coraje y gallardía. El Rojo es asociado al Amor y Pasión,
el que sentimos desde el momento en que nos desprendemos del vientre de nuestra
Madre al nacer y nos recibe la tierra del tricolor. El Rojo que se propaga por
nuestras venas, por la piel que se eriza al escuchar el nombre de esta
grandiosa y hermosa Tierra, el Rojo que con fuerza e ímpetu corre a miles de
segundo desde un corazón que vive libre, como el pensamiento. Nos recuerda a
los caídos, a los que se les arrancó de raíz y a los que aquí estamos sintiendo
y amando la pasión de ser Venezolano en el sentido más amplio de la palabra,
esa que conecta con la energía de vivir libre, en verdadera Paz y valorando
cada rincón y espacio geográfico de ésta tierra impregnada de héroes, conocidos
por muchos y otros silentes, que desde sus espacios han dado y dan lo mejor de
sí para ser más productiva la nación de corazón grande con capacidad de amar a
quienes aquí nacen, aquí llegan y a los que nos visitan. La verdadera razón del
Rojo es el compromiso que representa, la pasión y coraje que llevamos en el
corazón cargado del amor con lo que se han logrado las cosas. El Rojo, un color
inflamable, una llama que no se apaga ni aun cuando la tiranía usa su poder.
Heredamos la Pasión, el Amor, el Ímpetu representado en el color, ese que nos
dice que vale más nuestra tierra, que nos duele y la amamos. La Madre de todas
las Madres, la que ha dado a luz desde tiempos esclavistas y que hoy continúa
pariendo a Luchadores por largas generaciones.
El Blanco en toda la gama de colores, se define así mismo como la pureza e inocencia, en cantidades de situaciones hemos observado este color en Luz espiritual, la que guía y se impone sobre la oscuridad. La inocencia de los hijos que aquí nacen, de sus sonrisas e ingenuidad. Los niños de hoy que a su escuela van de blanco a escribir sobre el lienzo de sus vidas; allí que escribirán de sus vivencias, ideas, historia de su tierra y de lo que desean emprender, los hijos de hoy que van a la escuela de blanco porque poseen el tesoro de la nación, en sus ideas nacientes se pinta la recopilación de las múltiples generaciones pasadas destellando los multicolores. Estas serán las generaciones estrellas de multicolores e integrales, capaces de elevar el nombre de éste país a lo grande, como debe ser.
Hoy, más
de lo que muchos creen, emerge la generación cargada de colores, de amarillos
que construyen tanto fuera como adentro, dándole forma y color, haciéndolo
vecino de Brasil y Hermano de Colombia, abierto al mar azul que se expande por
nuestras costas, recibiendo las múltiples energías que trae consigo, y ese rojo
que jamás será de sangre derramada sino de pasión por lo que hay debajo y
encima, de amor por lo que tenemos y construimos, y deseo en grande de mejorar
a cada segundo.
Que la bandera nacional de Venezuela, no solo sean franjas, y que a su alrededor recuerde por siempre y para siempre que poseemos amarillo, azul, rojo y blanco. Que somos el tricolor, el que brinda armonía y paz con que se construye y arma la gran pieza que va en la máquina de amor llamada Venezuela.
Y allí es
donde se combinan los colores para la obtención de la policromía convertida en
sentimiento que nos brindan ese arraigo que nos conecta con nuestra esencia y
sentir Venezolanista, haciéndonos libres de ideas y acciones que nos distinguen
del resto del continente y el mundo.
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