GUERRA SIN ROSTRO

Desde hace un par de meses en mi país, se oye rumores de guerra. No es cualquier guerra. Es una guerra económica insaciable, una que no tiene rostro, o por lo menos no directamente, una guerra que todos los días se batalla, o es lo que bombardea cualquier medio de comunicación en el país.

     Hace un par de meses, a la población se les ha ido inculcando que gracias a esta guerra tan fuerte y dura, pasaremos por una batalla para combatirla, a todas las de ganar, o es lo que nos han hecho creer.
     Cuando hablan de guerra en mi país, recuerdo la segunda guerra Mundial, el primer ataque en 1939 el primero de septiembre, los alemanes iniciaron el primer ataque sobre la Ciudad Polaca, Wileun, sin piedad alguna, destruyendo aproximadamente toda esta región. La Guerra, por las fuertes ideologías extremistas marcadas, mataron sin distinción alguna a militares y civiles.
Así, a lo largo de la historia humana, han pasado verdaderas guerra, con o sin motivo, con el mismo rostro, bañada en sangre sus títulos, con ídolos falsos, con ideologías absurdas, con ansiedad de matar.

Hoy en día, mi país, si está en guerra, pero no como nos la venden a diario, como quieren que creamos.  Hoy, gracias a la batalla contra esta guerra, han habido saqueos, no de forma macro, pero si esparcidas, en distintos lugares de varias ciudades. Desesperación. Hambre. Anarquía. Y así, se les fue de las manos a aquellos que intentaron dominar a un país, mantenerlo bajo la suela de su zapato, creyéndose su Dios.

       Ídolos caen. Una masa envuelta en desesperación y hambre olvida a lo que en su momento fue su 'salvador'. Su Padre los dejó, una sociedad huérfana, sin dirección, lo peor, anarquía, creyeron en Él, en lo que les prometió pero no llegó. Acorralada por la delincuencia, se ve harta y explota. La 'libertad' que se les entregó para hacer sobre cualquier cosa, hoy en día es la mecha que, posiblemente da inicio a lo tan esperado por algunos. Ídolos caen, su Líder no está, el hambre pega en el estómago y el cerebro ya no razona. Ídolos sin rostros.