MADRE



No sé qué me pasa cuando intento escribir... No busco ser reconocido en la red, ni mucho menos. El deseo de escribir, de plasmar todo lo que por mi mente pasa es tan grande, que ando con cuaderno en mano para tomar las ideas tanto locas como las más prudentes y objetivas.
Es difícil, si pues, más que difícil es mantenerte cuerdo por ejemplo, en un país que demanda tanto, un país que sucede de todo pero al mismo instante no sucede nada. Y es que es una total paradoja, situaciones contraproducentes que te timbran, te hacen querer estacionarte por un momento, pero, no puedes, es quizá esta tierra caribeña del sur, que se mueve rápido, incesante, con sed de más.
Una sociedad tan indiferentemente igual.

Cuando digo, que suceden tantas cosas que no te da chance a pararte porque la misma masa, la situación-país te arrastra consigo, porque es así, porque no nos permite pensar en tantas cosas que suceden.
Hoy, por ejemplo, como cualquier día, un calor que sofocaba, una camioneta repleta de personas, el transporte cada día peor. Observo, el tráfico pesado. Supuse era por los semáforos que no servían o quizá otra cosa en particular.
Para mi sorpresa, observo muchísima gente en la calle, trancando el paso, queriendo escudriñar entre otros que hacían pared queriendo saciar el morbo visual.
No fue sino al momento que el bus pasaba lento, de hecho estuvo parado en lo que puedo imaginar treinta segundos. Observo el rostro de una señora, supuse era la Madre, que lloraba, tan profundo, desde el alma, como si de ella se desgarrara su vida. Los ojos empañados, llenos de lágrimas.
Fue tan profundo e interminable esos segundos para mí. Dolor, lamento, a su lado lloraban dos mujeres más, de tés oscura, de unos treinta y cinco años. 'Mi Hijo' gritaba. Y no era un grito que cualquier persona pueda imitar.
No tengo hijos, no puedo imaginar lo que se debe sentir perder uno. Es rudo. Un país como este, que asesinan hasta por una bolsa de comida.
Recuerdo que alrededor de las señoras, había tres Guardias Nacionales, pude deducir que esperaban el forense. El resto de la multitud, cual espectadores, observaban a estas mujeres como se les despedazaba el alma. Solo miraban, fijos, sin emociones, sin mostrar por lo menos alguna sorpresa.
A su vez, el transporte fluía de manera pausada. Nadie dijo nada, nadie hizo por lo menos algún comentario tan siquiera de lamento, o por lo menos no alcance a oír, solo el quejido de las señoras que, ya para ese momento el bus había avanzado y había perdido el llanto.


Una cosa es muy clara, que Normal, no es igual, para nada en lo absoluto, a Común. El hecho de haber, tantos asesinatos en cualquier parte, no nos dice que sea normal.

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