Interiorizando

Nos convertimos en cola. En calles ensangrentadas. En el miedo que acorrala, nos humilla y detiene. Nos convertimos en presos de nuestras casas. En tarantines ambulantes. En la trampa y viveza criolla pululando a diario. En los que aran con las uñas. Nos convertimos en basura en las esquinas, calles y avenidas. Nos convertimos en falsas esperanzas. En  Represión. En la inconsciencia de muchos; en minas de llantos, avaricia y balas.  Somos la utopía de alguna historia. De nuestra propia historia.                                                  —  ¿Quién Soy ?   — Hoy somos lo que nos robaron, somos el pasado, el presente y el futuro desconocido. Hoy solo somos andantes. S omos el todo. La masa inconsciente. La autómata. La sumisa. La dominada por el miedo. Soy aquel que quema y perjudica. Ese que insulta. Soy...

Aquella noche las calles olían a pólvora y humedad. Una suave brisa bailaba entre los arboles de aquella pequeña Angostur a , que dormía profunda y plácida, pero justo en la calle de tierra, donde las piedras apiladas a ambos lados, la hacían parecer más angosta y reducida, grandes rocas unas encimas de otras formaban una pared, donde en cada paso que se daba se acentuaba la inclinada. Nervioso observó a los lados. Secó su frente con el dorso de su mano. Tomó aire y siguió.                                                         *         *         * El saco tan pesado que había sido tejido con una especie de hilo resistente que Indios llamaban pelo e'guama , descansaba en su espalda, apretó con fuerzas las puntas del saco y con un intento de subir más la calle que ascendía hacía la inmensa oscurida...